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viernes, 8 de octubre de 2010

¡Nunca te detengas! : Testimonio de Cuchu

ORIGEN: http://sepositivosiempre.blogspot.com/2010/10/nunca-te-detengas.html

Hoy contamos con el Testimonio+++ de mi amiga Cuchu. Nos habla de lo feliz que era hasta que llegó la enfermedad, “la fibromialgia”, y de cómo le afectó, la entendió, la padeció y la padece, y sobre todo de cómo la supera. Estoy seguro que este Testimonio ayudará a superar la enfermedad a muchas personas.

La vida es tan imprevisible, que anticiparse a los hechos no es más que perder el tiempo y energías. Siempre tendremos que adaptarnos. Es la única forma de seguir viviendo el presente con optimismo y de forma positiva. Hace años yo no podía comprender que alguien no sintiera gratitud por la vida, pensaba –siempre que pueda ver el sol, un pájaro volar, las nubes, escuchar música, amaré la vida y seré feliz- .

Cuando por la mañana me despertaba, sentía una sensación muy agradable ¡Cuánto me gusta mi vida!, pensaba desde que empezaba el día. Después de años buscando y luchando por tener una vida plena, acabé consiguiéndolo. Tenía la casa que me gustaba, con un pequeño jardín donde plantar rosales, jazmines, etc. Tengo esa necesidad de estar en contacto con la tierra, el cielo, la naturaleza en general.

Mis hijos estaban sanos y eran felices, mi marido me adoraba y estaba muy enamorado de mí y yo de él. Había montado un negocio que me hacía sentir feliz cada día; nuestra situación económica era muy buena, ¿se puede pedir más a la vida?.

No todos los días eran de cuento de hadas, y por supuesto había los típicos problemillas que hay en todas las familias, cosas sin importancia para mí porque lo bueno superaba con creces a todo lo demás o así es como yo lo vivía. A veces me paraba a pensar –me gusta tanto mi vida, que siento miedo que algo lo estropee-

Y llegó ese día…

Empecé a tener temporadas de mucho dolor en las articulaciones, los hombros, las caderas, los tobillos, muñecas y rodillas me martirizaban. Pensé que tal vez se debía a falta de ejercicio. Al final tuve que ir al médico; me explicó que a mi edad era normal, que seguramente estaba empezando la pre-menopausia. Yo no le di demasiada importancia, a fin de cuentas, todas tenemos que pasar esa etapa. Luego empezaron los ataques de ansiedad – me recetó ansiolíticos-, también era típico de la menopausia…

Llegó un momento que subir escaleras era un reto, me asfixiaba, me cansaba muchísimo, por las mañanas no podía levantarme de lo agotada que me sentía. Empecé a poner pretextos para no ir a mi trabajo, (sabes que te encuentras muy mal, pero no sabes el porqué), faltaba muchas veces; me dormía a cualquier hora del día ¡estaba tan cansada!, mi brazo derecho me dolía tanto que no podía pegar ojo. Fui al médico y no me hizo mucho caso, hasta que después de tres meses con el brazo inmovilizado, se dignó mandarme análisis. Los resultados no estaban del todo bien, entonces me mandaron al reumatólogo. Allí fue donde me dijeron por primera vez –tiene usted tendinitis-. Me hizo una infiltración en el hombro para quitar ese dolor.

Luego en la seguridad social me diagnosticaron Fibromialgia, ¿Eso qué es? pregunté sin entender nada. -Nada grave, si nota usted dolor tómese un xumadol de 1 gramo- me contestó el médico.
Ese fue el principio de mi destrucción como persona. Tuve que informarme de lo que es la fibromialgia, y pensé que yo era afortunada, porque según me informaba podía llegar a ser una enfermedad bastante invalidante, y ese no era mi caso. Me sentía muy cansada, sí, pero no estaba invalidada.

Vino el primer “brote” fuerte, así se llaman a los ataques de fibromialgia. Era algo indescriptible, te duele todo el cuerpo a la vez ¡la piel te duele como si te hubieran despellejado!. Sientes pinchazos fuertes por todas partes. Era horrible, no soportaba el dolor, no podía dormir, no podía ni levantarme a dar un paseo. Tuve que dejar de hacer la comida porque los tendones de mis manos se contracturaban y no funcionaban, dejé de andar por la calle porque se contracturaban mis tobillos… dejé de vivir.

¿Se podía estar peor? ¡Claro que sí! Lo del cuerpo era malo, pero nada comparado con el deterioro de mi cabeza, mi capacidad de comprensión se fue de paseo, mi memoria desapareció, no conseguía concentrarme en nada. Eso me provocaba una ansiedad terrible. Soy una lectora empedernida, leer es una de las cosas que más me gustan del mundo y tuve que dejarlo, leía una página mil veces y no entendía nada de lo que ponía. Pasé de ser una calculadora andante a no saber cuántas son dos y dos. Me derrumbé, quería morirme ¡no podía soportarlo! Mis hijos y mi marido lloraban sin parar, su supermadre y supermujer ahora era un trapo inservible… Mi nieta que tenía tres años cambió en el cole, lloraba por cualquier cosa, estaba muy mal… pasé meses con el brote, entré en un foro de gente como yo que me ayudó mucho. Allí conocí a las que hoy son mis mejores amigas.

La Fibromialgia “no es grave porque no mata y no es contagiosa” esas son las palabras de los médicos. Y es cierto, pero te mata la personalidad, te invalida, te impide hacer una vida social. Te destroza porque no la conoces.

¡SENTIA TERROR ANTE MI FUTURO!

Por fin un día empecé a querer ver los pájaros, las flores. Decidí que mis hijos, mi marido y mi nieta tenían derecho a ser felices y acepté mi destino, mi enfermedad. Ese fue el momento en el que sentí que tenía que mejorar, volver a disfrutar de la vida. Otros no tienen esa oportunidad, y yo la tenía… ¡Tengo una vida por delante y pienso disfrutarla! Cada minuto sin dolor será tan intenso y tan maravilloso, que superará mil horas de sufrimiento. Ahora he aprendido a vivir con dolor, acepto las temporadas de incapacidad… lo paso mal ¡nadie es perfecto! Pero miro al cielo con gratitud por darme todas esas cosas buenas que tengo, que son muchas.

Este mes que viene empiezo a ir al gimnasio. Haré ejercicios suaves para mejorar el estado de mis músculos y tendones, eso disminuye bastante el dolor. Estoy estudiando dos cursos de escritura al mismo tiempo, requiere mucha concentración, y a mí me cuesta mucho más que antes, aun así lo importante es conseguir cosas positivas aunque tengas que esforzarte mucho más que el resto. Cuando lo has conseguido, la satisfacción es mucho mayor que para los demás. También voy dos días a natación. Todo esto junto con una alimentación sana mejora mucho tu enfermedad, tu calidad de vida. Cuando tengo un “brote” trato de pasarlo lo más positivamente posible. Soy fuerte, positiva y tengo ganas de disfrutar las cosas buenas que ofrece la vida.

La clave para superar los malos momentos es mirar el lado bueno ¿por qué da tanto miedo pensar en positivo? ¿Qué mal puede hacerte pensar que las cosas pueden mejorar? ¿Por qué no agradecemos que no sean peor? Ser positivo te hace la vida mucho más fácil y llevadera.
Sonríe a la vida a pesar de las circunstancias… algún día ella te devolverá la sonrisa.

Como dijo Teresa de Calcuta: Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida. Detrás de cada logro, hay otro desafío. Mientras estés vivo, siéntete vivo. Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo. Sigue, aunque todos esperen que abandones. No dejes que se oxide el hierro que hay en ti. Haz que en vez de lástima, te tengan respeto. Cuando por los años no puedas correr, trota. Cuando no puedas trotar, camina. Cuando no puedas caminar, usa el bastón. Pero ¡¡¡ nunca te detengas!!!

Un abrazo muy cariñoso de Cuchu (una mujer positiva que no piensa detenerse nunca)

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